LA REVOLUCION DEMOGRAFICA Y AGRICOLA

Revolución demográfica

«Afines del siglo XVII, la vida de un padre de familia medio, casado por primera vez a los 27 años, podría ser esquematizada así: nacido de una familia de cinco hijos, de los cuales sólo la mitad llegó a los 15 años; había tenido a su vez cinco hijos, como su padre, dé los cuales sólo dos o tres estaban vivos a la hora de su muerte... Vivía 52 años en promedio... Había conocido dos o tres hambrunas, dos o tres períodos de carestía de granos, dos o tres epidemias... Sin hablar de las epidemias casi permanentes de tos ferina, difteria, escarlatina... La muerte, la miseria, el sufrimiento físico, eran sus rudos compañeros... La vejez era el coronamiento de una carrera excepcional... La edad promedio de los hijos al morir su padre o su madre era de 14 años. Todos los padres morían antes de haber completado la educación de sus hijos menores».

Así describe Jean Fourastié la demografía del antiguo régimen.

Si bien coincide en que a mediados del siglo XVIII comienza a crecer mucho la población europea, no podemos vincular, estrictamente ni de forma mecánica, los cambios económicos con esta expansión demográfica. Tampoco se da en cada país de la misma manera. En Francia, por ejemplo, el aumento poblacional fue acompañado por un descfenso en la fecundidad, por lo que no fue tan significativa. Sí es en Inglaterra, donde se asocian de manera ideal los tres aspectos estructurales de cambio: revolución demográfica, agrícola e industrial.

El progreso de la medicina, los cambios en las formas de producción agrícola-ganadera, el aumento y la mejora en la red de caminos, mejora en la alimentación y el trabajo asalariado, son todas causas que incidieron en el factor más importante de la revolución demográfica: la baja pronunciada deia tasa de mortalidad.

«El crecimiento de la población no puede decirse que fuese el resultado de un marcado cambio en el coeficiente deTnatalidad. Es cierto, sin embargo, que durante las primeras cuatro décadas del siglo XVIII el número de nacimientos por cada mil habitantes parece haber aumentado un tanto. Los labradores tendieron a establecer sus propios hogares en lugar de hospedarse con sus patronos y la disminución del sistema de aprendizaje dentro de la industria favoreció los matrimonios tempranos y las grandes familias. Pero desde 1740 a 1830, el coeficiente de natalidad parece haber variado muy poco: en ninguna década cíae por debajo de 36.6 o sobrepasa al de 37.7. Durante toda la revolución industrial la fecundidad

Tampoco puede atribuirse el aumento de población a una afluencia de otros países. En toda época hombres y mujeres se embarcaron én Irlanda con destino a Inglaterra y Escocia y, en tiempos de escasez, el arroyuelo se convertía en torrente. Pero no puede decirse que haya habido la corriente migratoria que habría de provenir de Irlanda en los últimos cinco años de la década de 1840. Por otra parte, durante el siglo XVIII casi un millón de habitantes abandonaron la Gran Bretaña en búsqueda de otros lares, principalmente hacia las colonias. Entre ellos deben contarse unos cincuenta mil delincuentes transportados a Maryland o Botany Bay y cierto número de artesanos que, violando la ley, llevaron sus conocimientos y habilidades técnicas a Europa continental; vista a largo plazo, es claro que esta última emigración favoreció a Inglaterra. En su conjunto no puede decirse que haya sido un centro receptor, sino más bien un almacigo para la creación de nuevas comunidades allende el Atlántico.

Fue, en realidad, un descenso de la mortalidad lo que hizo que se incrementara la población. Durante las cuatro primeras . décadas del siglo XVIII, la costumbre de abusar de la ginebra barata así como intermitentes períodos de hambre, constituyeron elementos primordiales del alto grado de mortalidad. Pero entre los años 1740 y 1820, el tanto por ciento de la mortalidad, descendió casi continuamente, de un nivel estimativo de 35.8 para la década que terminó en 1740, al de 21.1 para aquella que finalizó en 1821. Muchas influencias actuaban para reducir la frecuencia de la mortalidad. Al introducirse el cultivo de tubérculos, se pudo alimentar mayor número de ganado durante los meses de invierno, y así, surtir de carne fresca al país durante todo el año. La sustitución que de cereales inferiores se hizo por el trigo, y el aumento en el consumo de legumbres, aumentó la resistencia contra las enfermedades. Más altos niveles de limpieza personal, motivados por el uso común del jabón y de ropa interior de algo-dóniarato, disminuyeron los peligros de infección. Los ladrillos, la pizarra o la piedra empleados como materiales de construcción en lugar de la paja y la madera en chozas y casas de campo, redujeron el número de epidemias; a la vez, la supresión de muchas manufacturas domésticas dañinas trajo, para las casas de los trabajadores, una mayor comodidad. Las grandes ciudades vieron sus calles pavimentadas, fueron dotadas de alcantarillado y de agua corriente, el conocimiento de la medicina y de la cirugía se desarrolló, aumentaron los hospitales y dispensarios, y se prestó mayor atención a detalles tales como la destrucción de la basura y el adecuado entierro de los difuntos». (T.S, Ashton, «La Revolución Industrial»)

Como todo aumento poblacionál, éste aparejó cambios en la estructura social, a saber: éxodo rural a partir de losbordeamien-tos y, en consecuencia, aumento de población en las ciudades; mayor expectativa de vida; cambios estructurales cuando mano de obra rural llega a las ciudades a vender su fuerza dé trabajo en las fábricas. Estos cambios están apenas en sus comienzos en el siglo XVIII.

2 comentarios:

Unknown dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Unknown dijo...

gracias esto realmente me a ayudaado

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