DESDE EL IMPERIO A WATERLOO

Generalidades

El Imperio. El 2 de agosto de 1802, Bonaparte es proclamado Cónsul Vitalicio. Se crea una nueva Constitución. Se fortalece aún más el Poder Ejecutivo y se le otorga al primer cónsul el derecho de nombrar sucesor. Las asambleas perdían atribuciones y se fortalecían en algo los dos organismos que más dependían de Napoleón: el Consejo de Estado y el Servado.

La paz alcanzada con Inglaterra sólo había sido una tregua. La guerra se reinicia el 22/5/803. Las medidas proteccionistas económicas francesas cerraban el paso al comercio inglés que se encontraba en plena expansión. Con el reinicio de la guerra, nuevos intentos monárquicos organizados, con participación inglesa, quieren derrocar a Napoleón. Estos movimientos son reprimidos y Napoleón y sus seguidores establecen el Imperio. El régimen imperial declara a Napoleón I emperador hereditario de los franceses. En este régimen, Napoleón está al frente de todos los asuntos de gobierno. Las Asambleas son órganos decorativos. El Consejo de Estado y el Senado son los que lo acompañan. Se suspenden las libertades públicas y un régimen policial establece su control sobre las personas y dominio sobre la opinión pública. Se censura la prensa, la imprenta y el teatro. Los jueces que se manifiéstala independientes son destituidos. Se restablecen las prisiones de Estado y la Iglesia se coloca al servicio del emperador. Napoleón forma su propia Corte Imperial. Comienza a conferir títulos de nobleza a su familia y a los generales. La continuidad de esta nobleza se asegura mediante el restablecimiento del derecho de primogenitura y de los mayorazgos. No son reconocidos los títulos del antiguo régimen, pero se trata de atraer a la antigua nobleza concediendo títulos y buscando su fusión con la nueva.

La jerarquía nobiliaria es la siguiente: príncipes y duques (familia de Napoleón y dignatarios del Imperio), condes (ministros, senadores y consejeros de Estado, arzobispos), barones (obispos, presidentes de los colegios electorales y alcaldes), caballeros (los miembros de la Legión de Honor).

Se creará la Universidad, destinada a controlar la formación de los jóvenes y a prepararlos para ser ciudadanos ligados a su religión, su emperador, su patria y su familia.

Entre 1810 y 1812 el Imperio Napoleónico alcanza su mayor extensión. El crecimiento territorial de Francia incluye 130 departamentos entre los que se cuentan como territorios anexados Bélgica, Holanda, Piamonte, Saboya, Estados Pontificios, países re-nanos, parte de Cataluña, Parma, Toscana, litoral alemán del Mar del Norte.

Se le agregaban los territorios directamente dependientes: el Reino de Italia, cuyo rey era el propio Napoleón; el Reino de Ñapóles, primero con su hermano José y luego su cuñado Murat; el Reino de Sajorna y el Ducado de Varsovia, las Provincias Ilíri-cas. España, nominalmente bajo la corona de José, era un país en guerra, nunca completamente dominado.

Mientras el Imperio, aparentemente, está en su máximo esplendor, los factores de descomposición comienzan a actuar cada vez más. Las tendencias nacionalistas en los países sometidos, la guerrilla en España, la misma oposición interna en Francia se hacían notar.

La retirada de Rusia es el comienzo del fin. Desencadenó una reacción en todos aquellos que se sintieron fuertes ante la ruptura del mito de la invencibilidad napoleónica. Rusia, Inglaterra, Prusia y Austria, conforman una Alianza por la cual combaten y derrotan a Napoleón en Leipzig, luego de lo cual los acontecimientos se precipitan y finalmente Napoleón abdica. Emprende el regreso en 1815, ya que la restauración no había logrado hacer frente a la situación política planteada. Lo recibe un favorable clima interno, pero su apoyo popular no es tanto como el anterior. Las potencias aliadas lo declaran fuera de la ley y, en nuevo enfrentamiento armado, es vencido por Wellington en Water-loo. Napoleón abdica definitivamente el 21 /6/1815.

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Comentarios y textos sobre la era napoleónica

«Por la noche llegan las adhesiones, algunos representantes del mundo financiero hacen llegar sus mejores deseos a los nuevos cónsules. Son los menos. Un grupo de industriales piden protección y dan todo su apoyo al consulado, también saludan al nuevo gobierno. Bonaparte les asegura protección y buenas perspectivas; ese día la industria francesa, y por muchos años, quedará vinculada al nacionalismo económico de Bonaparte. Tanto como a la guerra. El Bonapartismo es un hecho; como nueva forma política, Sie-yés trata de hacer de él un derecho. Redacta la nueva Constitución del año VIII, realmente inspirada por Bonaparte. El primer cónsul explica, Sieyés escucha y redacta. He aquí la figura; en la base de la Nación, en la cúspide el poder ejecutivo, personal se entiende, el primer cónsul nombrado por diez años. No le atrae todavía la imagen de perpetuarse en el poder aunque muchos comienzan a recelar; por el contrario Bonaparte espanta a los ilustrados que ya comienzan a proponerle extravagancias de todo tipo. Sí en cambio, conoce con exactitud, el rango que gracias a su espada ha logrado Francia en el concierto europeo y evoca a Luis XTV» (Carlos A. Fernández Pardo, «La era napoleónica»).

«Luis XTV fue un gran rey: él fue quien elevó a Francia al primer plano entre las naciones de Europa; él es el primero que ha tenido 400.000 hombres en pie de guerra y cien navios en el mar; ha alimentado el territorio de Francia con el Franco-Condado, el Rosellón, Flandes; puso a uno de sus hijos en el trono de España...» ...»¿Desde Carlomagno? ¿Qué rey de Francia se podría comparar con Luis XIV en todos sus aspectos?» Napoleón f Oeuvres de Napoleón, Sainte Hélene).

La nueva Constitución del año VIH se encargaba de legitimar el poder de Napoleón y su Estado Bonapartista.

«La voluntad viene de arriba, la confianza viene de abajo». ¿Idea imperial o idea estratégica?

En el primero de los casos, el primer cónsul deberá recurrir a la tradición: el antiguo Imperio de Carlomagno, la unidad europea continental, tan apreciada por los franceses.

En cuanto a la estrategia, precisa para su puesta en práctica la confianza que «viene desde abajo» (entre otras cosas no menores, el ejército, verdaderas multitudes en armas) y para ello necesita el consenso.

Cuando asume el cargo de primer cónsul vitalicio, obtiene 3.568.885 votos a favor ¡contra 8.374!

Recordemos que la Constitución del Año m había sido aprobada por 914.000 votos a favor ante 42.000 en contra. En 1800, en cambio, acudieron 3.011.107 electores que aprobaron la política del consulado.

Napoleón Bonaparte tiene la confianza de los franceses, solamente queda recorrer con la nación el camino de la idea imperial. «Pero el imperio francés no es más que el núcleo del Gran Imperio».

Fernández Pardo señala que: «En el pensamiento bonapartista convergen dos corrientes profundas de la historia de Francia que él llega a sintetizar. La teoría de las 'fronteras naturales' en el aspecto geopolítico y la nueva configuración popular que toma la sociedad tras la revolución de 1789. En cierto sentido el bonapartismo será tanto 'monarquía' como 'república', 'despotismo' como 'democracia', porque debe ser reflexionado, con toda seguridad como una forma política de nuevo tipo». ¿Dónde queda la soberanía del pueblo proclamada en 1790? ¿Qué pensaba Napoleón de la Revolución de 1789, como para no renunciar nunca a sentirse continuador?

«La Revolución Francesa no se produjo por el choque de dos familias que se disputan el trono: ella fue un movimiento general de la masa de la nación contra los privilegios. La nobleza francesa, como la del resto de Europa, data de la incursión de los bárbaros que parten el Imperio Romano. En Francia, los nobles representan los francos y los borgoñones; el resto de la nación, los galos. El reino feudal que se introduce establece el principio de que toda tierra tenía un señor. Todos los derechos políticos fueron ejercidos por los sacerdotes y los nobles; los campesinos fueron esclavos, parte atada a la gleba. La marcha de la civilización y de las luces independizó al pueblo. Este nuevo estado de cosas hizo prosperar la industria y el comercio. La mayor parte de las tierras, de las riquezas y de las luces eran en parte del pueblo en el siglo XVHI. Los nobles, sin embargo, formaban una clase privilegiada; ellos conservaban la alta y mediana justicia, tenían derechos feudales bajo un gran número de denominaciones y de formas diversas, gozaban del privilegio de no soportar ninguna de las cargas de la sociedad, de poseer exclusivamente los empleos más honoíables. Todos estos abusos excitaban los reclamos de los ciudadanos. La Revolución tenía por finalidad destruir todos estos privilegios; de terminar con la justicia señorial, la justicia era atributo inseparable de la autoridad soberana; de suprimir los derechos feudales como también la antigua esclavitud del pueblo; de someter a todos los ciudadanos a todas las propiedades, sin distinción a las cargas del Estado. En suma, ella proclamó la igualdad de derechos. Todos los ciudadanos podían acceder a los empleos, según sus talentos y golpes de fortuna...» (Oeuvres de Napoleón, SainteHélene).

Y sobre la fundación del Imperio, ha quedado un importante testimonio: «Yo no he creado el imperio en mi interés personal; la corona no suma nada a mi gloria. Yo he creado el imperio para salvar la Revolución en interés de Francia, en presencia de la actitud de Inglaterra ante la ruptura de la paz de Amiens, porque en el momento que Inglaterra echaba mano de la bandera de la contrarrevolución y prometía no bajarla hasta volver a París a los reyes de la antigua dinastía y reducir a Francia a sus antiguos límites, exigía bajo pena de muerte para el nuevo orden de cosas surgido de la revolución del 89, que yo diese a Francia uña forma de gobierno que, reuniendo todas las condiciones de unidad y estabilidad...» (Oeuvres de Napoleón, Sainte Hélene).

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RESTAURACION

Generalidades

Así Napoleón cayó, los aliados victoriosos aunaron sus esfuerzos en el sentido de restablecer, hasta donde fuera posible, el orden existente anterior a la Revolución Francesa, El mapa europeo se rehacía conforme a como estaba en los días de Luis XVI, las viejas dinastías restaurábanse si bien tenían que hacerse algunas concesiones. El pueblo francés no hubiera tolerado la vuelta a la servidumbre ni la devolución de las tierras conquistadas al clero y la nobleza. La reinstalación en el trono de Luis XVIII se sujetó a que tendría que gobernar de acuerdo con la carta de 1814.

El Congreso de Vierta (8/10/814 - 9/6/815) tuvo la misión de proceder a una reorganización europea, a distribuir entre los vencedores el vasto conjunto de territorios del Imperio Napoleónico, de conformidad con la política de equilibrio y procurar la estabilidad regular del nuevo estatuto internacional de Europa. Metternich, canciller y verdadero gobernante del imperio austríaco, fue el que moldeó el Congreso de Viena.

El principio de legitimidad, inventado por Talleyrand para defender a Francia de los drásticos castigos de sus vencedores, fue la idea que orientó el Congreso de Viena,

La legitimidad significaba que las dinastías europeas que habían reinado en los días prerrevolucionarios podían ser restauradas en sus tronos y que cada país reconquistaría de suyo los territorios que poseyera en 1789. De acuerdo con ese principio se reconoció a Luis XVIII como legítimo soberano de Francia y se confirmó el restablecimiento de la Casa de Orange en Holanda, de la Casa Saboya en Cerdefta y Piamónte y de los Borbones en España y las dos Sicilias.

Francia pagó una indemnización de 70Q.000.000 de francos, pero sus fronteras se mantuvieron como en 1789. Se permitió que el Papa recobrara sus posesiones temporales enrltalia. Se restauró a Suiza como confederación independiente, colocada bajo la garantía de neutralidad de las principales potencias. Se abolió el ducado polaco dividiéndose Polonia entre Rusia, Austria y Prusia.

El sistema de compensaciones destinado a allanar el camino a algunas de las grandes potencias a fin de satisfacer su avidez de territorios, fue el que corrompió el principio de legitimidad. En el reparto de territorios, no son tenidos en cuenta para nada los deseos délos habitantes y no se respetan las nacionalidades. Estos atentados a las nacionalidades son los que preparan las dificultades de futuro.
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Sistema de alianzas

Fue propósito de Métternich exigir el Tratado de Viena como permanente baluarte del statu quo. Para ello se estrechó una alianza entre Gran Bretaña, Austria, Prusia y Rusia. En 1818 se admitió a Francia con lo que se formó la quíntuple Alianza.

Las cuatro primeras dicidieron que permanecerían unidas en forma permanente, con el fin de velar por la estabilidad del orden de cosas establecido en Europa, y para decidir las intervenciones diplomáticas y militares, que las circunstancias aconsejaran; contra los pueblos que provocaban disturbios con el objeto de derrocar a sus legítimos gobernantes o de alterar las fronteras internacionales.

El artículo 6 del Tratado preveía incluso la periodicidad de los congresos europeos, en épocas determinadas, para velar por el reposo y la prosperidad de los pueblos y el mantenimiento de la paz en Europa.

Con frecuencia se ha querido, erróneamente, identificar las resoluciones del Congreso de Viena y el Directorio Europeo con la Santa Alianza. El tratado de ia Santa Alianza fue firmado el 26/ 9/815 por el zar de Rusia, el emperador de Austria y el rey de Prasia. Tuvo exclusivamente el carácter de una declaración mística sugerida al zar Alejandro por la baronesa Krüdener, y su im-portancia fue tan sólo de orden simbólico.

El tratado estipula que los monarcas contratantes permanecerán unidos por lazos de verdadera e indisoluble fraternidad, confesando su fe ert Dios para gobernar a los pueblos que forman parte de una misma nación cristiana y deben integrar esta Santa Alianza. Todos los soberanos de Europa, a excepción del príncipe regente de Inglaterra, firmaron, pero no concedieron la menor importancia a esta declaración de orden ideal desprovista de toda significación política.

ta política extranjera de 1815 a 1830 se caracterizó por el mantenimiento de la unión de los vencedores del 15, a los cuales se unió Francia enel 18, que fue admitida en el Directorio Europeoen el Congreso de Aquisgrán. Este Congreso acordó también la evacuación anticipada del territorio francés. Acto seguido las grandes potencias se preocuparon sobre todo de aplicar en Europa una pelírica de reacción contra las ideas liberales. A tal política se conoce con el nombre de Sistema de Metternich. Como resultado de ello, comenzaron las persecuciones contra los liberales alemanes, los carbonari italianos vencidos por una intervención austríaca y los liberales españoles vencidos por una intervención francesa.

Así, entre 1800 y 1830, gozaron de supremacía las doctrinas de los intelectuales reaccionarios. Se exaltó el orden por encima de la libertad. J¿n especial los intereses de los Estados tuvieron prioridad sobre los individuos. El mayor peso para que esto sucediera lo tuvo, quizás, la atmósfera de rechazo a la Revolución Francesa. Todos los que se opusieron a su violencia inclinábanse a pensar que el racionalismo e individualismo propugnado por la ilustración era el causante de dicha violencia.

La actitud de Inglaterra, donde la libertad política era tradicionalmente más viva, provocó a partir de 1823 una escisión entre las potencias e hizo imposible la prosecución de la política de colaboración interaliada. También los intereses económicos de Gran Bretaña, que practicaba el librecambismo necesario a su industria y contrario al proteccionismo de los Estados continentales, llevaba al gobierno inglés a separar su política de la del resto. La Revolución Industrial los obligaba a buscar nuevos mercados para sus productos.
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LA PAZ DE LOS ALIADOS EN EL CONGRESO DE VIENA

«El zar ruso hace el amor por todos. El rey danés baila por todos. El rey prusiano piensa por todos, el rey de Wurtemberg come por todos, el rey de Baviera bebe por todos y el emperador de Austria... ese paga por todos».

Refrán vienes de 1815.

La desaparición y el hundimiento del Imperio Napoleónico en 1814, había dejado a Europa en un caos.

Muchos de los territorios de que Francia había sido desposeída o sobre los cuales había ejercido influencia en los últimos veinticinco años, se encontraban ahora con una situación incierta, puesto que era prácticamente imposible restablecer el mapa y statu quo de antes de 1789.

Por eso los aliados, a raíz del primer tratado de París en 1814, habían decidido la reunión en Viena de un Congreso General.

En dicho evento participarían los mismos soberanos, o sus ministros de asuntos exteriores, para decidir el futuro de aquellos países cuya población sobrepasaba los 31 millones de habitantes.

El Cengreso de Viena, como ya se señaló en el capítulo anterior, tenía la misión de reorganizar Europa, distribuir entre los vencedores aquel vasto conjunto de territorios, de conformidad con las exigencias de la política de equilibrio y procurar la estabilidad regular del nuevo estatuto internacional de Europa.

Los principales hombres de Estado de Europa, acompañaban o representaban, en el Congreso de Viena, a sus respectivos soberanos: Metternich por Austria, Nesselrode por Rusia, lord Castlereagh y Wellington por Inglaterra, Hardenberg y Guillermo de Humboldt por Prusia, Labrador por España, Saint Marsan por Cerdeña. La Santa Sede se hallaba representada por el secretario de Estado de Pío VII, el Cardenal Consalvi, negociador del concordato de 1801 con Bonaparte. El rey de Francia, Luis XVIII, tenía por representante principal a Talleyrand.

Talleyrand, hábil diplomático que juró fidelidad a todos los regímenes ya todos traicionó, con magistral habilidad salvó la situación de Francia aprovechando la rivalidad délos, cuatro grandes aliados.

Como ya señalamos, Inglaterra, Austria, Prusia y Rusia/habían concluido en Chaumont un pacto de estecha solidaridad política y militar contra la Francia de Napoleón. Su objeto era reducir a Francia a sus fronteras de 1792. Los representantes de Francia y de los Estados secundarios no tenían más que ir aceptando las decisiones previas tomadas por los cuatro, que llegaron a conformar una especie de directorio europeo.

Las rivalidades internas y la habilidad de Talleyrand, torcieron y desbarataron la coalición de los «gendarmes de Europa».

Conforme a las instrucciones del rey Luis XVIII, Talleyrand declaró desde el primer día que Francia, fiel a la palabra dada, se abstendría a reclamar para sí ninguna ampliación territorial, pero que haría respetar en favor de todos los Estados, grandes y pequeños, los principios tradicionales del derecho público y, en particular, el principio en nombre del cual se realizaba la restauración europea: el principio de legitimidad.

Bajo este nombre se comprendía, por oposición a los trastornos revolucionarios, el respeto a las dinastías y a las instituciones consagradas por la tradición nacional e histórica de cada país.

Proclamando el Derecho de Legitimidad, Francia —Talleyrand— sostenía un derecho que ninguno de los cuatro grandes podía desechar y al que todos los Estados secundarios, amenazados por las apetencias de los grandes, consideraban como una salvaguardia..

El asunto de Sajonia permitió a Talleyrand enfrentar, dos contra dos, a las cuatro potencias de coalición.

Estas, desde luego, se habían puesto de acuerdo sobre cierto número de puntos; la nueva organización de Bélgica y de Holanda, con cuyos países se formaría un reino de los Países Bajos; la de Suiza y la de los países de Italia Septentrional y Central.

La cuestión de Polonia enfrentaba especialmente a Rusia e Inglaterra. El zar pretendía conservar Polonia, ocupada desde 1812. Londres, al contrario, preocupada por el equilibrio, no toleraba la expansión rusa hacia la Europa Occidental.

La cuestión de Sajonia oponía sobre todo a Prusia y Austria. La primera, para castigar al rey de Sajonia por su fidelidad a Napoleón, codiciaba Sajonia y pretendía relegar a su rey. Austria no veía con buenos ojos tal expansión.

Al finalizar el Congreso, las modificaciones del mapa fueron las siguientes:

1) El reino de los Países Bajos, que englobaba Holanda y Bélgica. Holanda cedió el Cabo y Ceilán a Inglaterra. Bélgica se separó de Holanda en 1830.2) En la Europa Central fue creada la Confederación Germánica, que comprendía treinta y nueve Estados, representados en la Dieta Federal de Francfort. Austria obtuvo la presidencia de la Confederación y los cinco reinos - Prusia, Hannover, Sajonia, Wurtemberg y Baviera que desempeñaron con Austria los principales papeles. 3) La Confederación Suiza se vio agrandada con tres nuevos Cantones: Ginebra, Valais y Neuchátel, este ultimo propiedad personal del rey de Prusia.

4) En la Europa nórdica, Noruega fue entregada-a Suecia a causa de los servicios prestados a la coalición por el rey de Suecia.

5) Europa Oriental se convirtió, más que nunca, en dominio de Rusia, engrandecida con Finlandia tomada a Suecia.

6) En España y Portugal quedaron reconstituidos los reinos anteriores con sus dinastías.

7) El Congreso no se atrevió a intervenir en la temible cuestión turca.

8) En Italia tuvieron lugar importantes cambios; Austria se hizo entregar la Lombardía*y Venecia, agrupadas bajo el nombre de reino Lombardo-Véneto con Milán como capital, en cuya ciudad residía un virrey. Obtuvo Parma y Modena. El gran ducado de Toscana fue para un príncipe austríaco.

El reino de Ñapóles fue reconstituido para los borbones. Los Estados de.la Iglesia para el Papa.

En el norte, el rey de Cerdeña recibió el territorio de la antigua república de Genova, que añadió al que ya poseía, es decir, la isla de Cerdeñar, Niza y Saboya.

Frente a las costas italianas, Inglaterra adquirió dos bases estratégicas de gran valor: Malta y el archipiélago Jónico.

La reconstitución de Europa, llevada a cabo en el Congreso de Viena, no debe hacernos perder de vista el carácter artificialde una parte de su obra, que sucumbió en el siglo XIX ante el empuje de fuerzas morales, políticas y nacionales.

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LIBERALISMO CONTRA RESTAURACION OLEADAS REVOLUCIONARIAS 1820/30/48 NACIONALISMO

Generalidades:

Como consecuencia directa de la restauración/se producían en Europa los movimientos que se conocen con el nombre de oleadas revolucionarias. Estos movimientos defienden'b buscan llevar adelante lo que son las ideas del liberalismo político, promueven las Constituciones e ideas del nacionalismo. Nacionalismos que no habían sido tenidos en cuenta por el Congreso de Viena. Por eso, en el siglo XIX, liberalismo y nacionalismo van en compañía. Las naciones que se habían visto sometidas a causa de la reorganización de las monarquías y el reacomodamiento territorial, quieren gobernarse y ser autónomas. Tenemos, por ejemplo, que Polonia había quedado sometida a Rusia así como Grecia a los turcos. Se habían formado Estados multinacionales donde los nacionalismos emergían con fuerza queriendo romper esa conformación de Estado y dividirlo. Otros Estados se encontraban divididos como son los casos de Italia y Alemania, y querían lograr cada uno su unificación. En todos los casos, unos queriendo agruparse y otros separarse, lo que buscaban eran Monarquías Constitucionales.

Al frente de los movimientos revolucionarios se encontraba la burguesía que, en ese momento, sentíase desplazada del poder y esto hacía que las reivindicaciones fueran más de carácter político que económico.

En el siglo XIX tienen mucha importancia los masones así como los carbonarios, partidarios ellos de las ideas liberales. No quiere decir esto que estas oleadas revolucionarias fueron directamente promovidas por la masonería. Las sociedades secretas existían ya que el régimen de la restauración impedía que no fueran secretas. Surge entonces una solidaridad entre los integrantes de los movimientos revolucionarios que no sólo piensan en la liberación de sus países sino en la del mundo entero. París, por ejemplo, era el centro donde se reunían una cantidad de sociedades de expulsados de otros países, a consecuencia de la restauración. Estas sociedades, entonces, se solidarizan y se ayudan unas a otras.

Son, básicamente, guerras de ideología las que se llevan adelante en este período, donde muchas veces se enfrentan los habitantes de un mismo país.

Se las define como oleadas revolucionarias porque comienzan en un país y se extienden rápidamente a otro. Movimientos de estas características se produjeron en Francia, España, Italia, Alemania, Polonia, Portugal y Grecia, donde lo que fundamentalmente se busca es imponer constituciones a los monarcas.

Puede considerarse triunfante, en este caso, el movimiento revolucionario en Francia que logra consolidar su Constitución. Grecia, por su parte, consigue independizarse de los turcos al ser apoyada por Rusia, cuyo zar era, por entonces, Nicolás í y no se sentía comprometido con los tratados de París como su predecesor, el zar Alejandro.

Esta revolución es la más importante porque es liberal y nacionalista y porque además se producen movimientos de apoyo en toda Europa a la independencia griega.

La política extranjera, de 1815 a 1830, se caracterizó por el mantenimiento de la unión de los vencedores de 1815, a los cuales surriábase Francia, que fue admitida en el Directorio europeo en 1818, en el Congreso de Aquisgrán.

Las grandes potencias dirigidas por Metternich, se ocuparon de reaccionar contra las ideas liberales.

Persecuciones a liberales alemanes, a «los carbonari» italianos y a los liberales españoles, provocó en 1823 una reacción dé Inglaterra, donde se aplicaba la libertad política. También era necesario para Inglaterra, por sus intereses económicos de practicar el librecambismo contrario al proteccionismo de los Estados continentales.

En tiempos del Directorio europeo, las revoluciones de Oriente tomaron importancia europea cuando los griegos, impulsados por la asociación secreta de Hetairia, sé sublevaron contra el sultán (1821). Al comienzo, el sultán redujo a los insurrectos, pero no funcionó en Europa occidental el no intervencionismo de Metternich. Los poetas como Byron y Víctor Hugo contribuyeron a un sentimiento filo helénico.

Los griegos fueron ayudados por el ministro inglés Canning y el nuevo zar de Rusia, Nicolás I, los cuales se pusieron de acuerdo con Francia para ofrecer al sultán una mediación pacífica (1827). El sultán no aceptó y la flota turco-egipcia fue derrotada en Na-varino.

Luego una guerra ruso-turca puso, nuevamente, en aprietos al sultán que reconoció la autonomía de Grecia en Andrinopolis (1829) y más tarde, en 1830, la independencia completa, confirmando seguidamente la autonomía de Moldavia y Valaquia (Rumania) y la de Servia.

La victoria de los libertarios griegos, a pesar de Metternich, puso de manifiesto el disloque de alianzas establecido en 1815.

Por otro lado, Bélgica consigue separarse de Holanda, a la que había quedado supeditada luego del tratado de Vierta, a pesar de las manifiestas diferencias de idioma, religión y nacionalidad entre belgas y holandeses. Los belgas se levantaron contra la tiranía del rey holandés, mientras Francia y el gobierno británico veían con simpatía dicho movimiento.

Este movimiento triunfa y en 1831 se firma en landres un do por el cual se reconocía la libertad del pueblo belga bajo la forma de una monarquía constitucional. En 1839 la independencia y la neutralidad de Bélgica fueron garantizadas por todas las potencias.

El movimiento más importante de los acontecidos en este período es el que se produce en 1848 en Polonia, Italia y Alemania. En todas partes, el esfuerzo liberal entraba en su fase de ruptura con la restauración. Las nacionalidades restauradas y desconocidas reclaman un encuadramiento político, la unidad y la independencia. La reivindicación se hace concreta, exigente. En 1847 las asociaciones republicanas, las sociedades secretas y los grupos obreros o anarquistas, forman coalición contra las fuerzas de la reacción.

La brutal extensión del movimiento y su súbita aparición, hacen que se le designe con el nombre de «primavera de la libertad». Las causas profundas de este movimiento son políticas, ideológicas y económicas. Europa lucha por un orden social mejor, contra las crisis cada vez más frecuentes, los altibajos del capitalismo aún no seguro de sus fuerzas y su organización, la servidumbre política y los regímenes de orden y autoridad. El movimiento será, de todos modos, reprimido pero más difícilmente. Como consecuencia de ello, Austria y Prusia van a enemistarse nuevamente a causa de Alemania. En Francia resurgirá la figura del príncipe-presidente Luis Napoleón, quien atrae a la oposición otorgando promesas y garantías, atrae a católicos y parece preocuparse en la suerte de los obreros. Utiliza ampliamente el plebiscito para salvar la apariencia democrática del régimen y reemprende una campaña de prestigio sublevando en todas partes las minorías nacionalistas en contra de los Estados rivales.

A partir del 48, Europa queda marcadamente dividida en tres grupos: una Europa occidental que el liberalismo y la industrialización impulsan hacia una forma particular de democracia; una Europa Central donde las fuerzas jóvenes que han tomado la dirección de la vida económica e intelectual luchan contra una reacción que defiende desesperadamente privilegios, castas y formas monárquicas; y una Europa oriental económica y políticamente atrasada. Estas tres Europas van a evolucionar separadamente, según sus particulares realidades.

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LIBERALISMO Y NACIONALISMO

El liberalismo

«Durante mucho tiempo, el liberalismo aparece como un bloque. Para Benjamín Constant, liberalismo político, liberalismo económico, liberalismo religioso, no constituyen más que los aspectos de una sola doctrina. 'He defendido durante cuarenta años el mismo principio; libertad en todo, en religión, en literatura, en filosofía, en industria, en política; y por libertad entiendo el triunfo de la individualidad; tanto sobre la autoridad que pretenda gobernar mediante el despotismo, como sobre las masas que reclamen el derecho a sojuzgar a la minoría'.

Esta visión corresponde al siglo XVIII, pero en el siglo XIX —al cual estamos ingresando— se producen rupturas en el dogma anterior.

Para algunos, el liberalismo económico descansa sobre dos principios: riqueza y propiedad; se opone al dirigismo, aún aviniéndose con los favores del Estado: es el fundamento doctrinal del capitalismo». (T. Touchard, Historia de las ideas políticas).

«El capitalismo es un modo de organizar la vida humana.

El dinero y el capital no es lo mismo.

El dinero sólo es capital cuando se lo utiliza en actividades que darán por resultado obtener una suma de dinero mayor.

Cuando un industrial compra un local para instalar una fábrica y adquiere maquinaria para que ésta funcione, todo esto que ha comprado es capital». 0uan M. Rodríguez, El Capitalismo: cómo su funcionamiento genera siempre injusticia, en Ediciones de Las Bases).

Continuamos con Touchard: «...El liberalismo político se opone al despotismo; es el fundamento doctrinal del gobierno representativo y de la democracia parlamentaria; el liberalismo intelectual se caracteriza por el espíritu de tolerancia y de conciliación; este espíritu liberal no es exclusivo de los liberales, algunos de los cuales se muestran incluso notablemente intolerantes».

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